Me tocó vivir de cerca las peripecias y desventuras de los Bomberos de Caracas y de defensa Civil, espero no tener que volver a hacerlo. El motivo no es el objetivo de este relato, pero si el describir lo que vi y lo que me contaron estos personajes. Vi hombres y mujeres desde jóvenes no mayores de 23 o 24 años hasta maduros de 45 a 50, enfrentándose al fuego, la oscuridad, los precipicios, la falta de luz eléctrica, con poco más herramientas que unas viejas mangueras de aun más viejos camiones cisternas de escasa capacidad para agua, linternas opacas, uniformes raídos y poco funcionales, botas rotas, radios sin baterías y con alcances limitados, pero con absoluta determinación y pasión por su trabajo, sentido de protección del bien público y privado. Pero, además, absoluto desprendimiento por su propia vida, verlos entrar en un sitio con barrancos de decenas de metros a oscuras, sin más protección que la fé en sus instintos y en el santo de preferencia, es digno de admiración. ...